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La política como acto de fe

La llamada Iglesia protestante tiene como sus conceptos base la emoción, los dones, la sanación y la llamada Teología de la prosperidad. Esta última se refiere a que la bendición financiera y el bienestar físico son siempre la voluntad de Dios para con ellos, y que la fe, el discurso positivo y las donaciones a causas religiosas aumentarán la riqueza material propia. Todo está basado en interpretaciones de la Biblia.

 

Este pensamiento realza la importancia del empoderamiento personal y propone que es la voluntad de Dios para su pueblo que sea feliz, aunque para esto también debe darse la expiación, o reconciliación con Dios, y así aliviar la pobreza y la enfermedad.

¿Qué mejor discurso para una campaña política?
Recuerdo que durante el gobierno de Miguel de la Madrid, en un momento de austeridad y crisis económica alguien decía: “No queremos hechos, sino esperanzas”.

Hoy la gente quiere tener esperanza. Por eso la relevancia que durante 2018 podrían tener los políticos evangélicos a nivel latinoamericano, quienes basan su discurso político en la Biblia.

Habrá elecciones en países tan grandes e importantes como México, Brasil y Colombia. En las tres naciones se esperan márgenes de voto muy estrechos para los ganadores, por lo que la postura de estos grupos podría ser importante. Se calcula que hay más de 100 millones de creyentes en América Latina. Tan sólo en México hay alrededor de 20 millones de cristianos no católicos.

En el caso colombiano, dichas estructuras religiosas están organizadas en el llamado Gran Encuentro Nacional para Discipular la Nación e Impactar las Elecciones del 2018, en las cuales una serie de pastores y líderes discuten cómo será su incursión en los comicios.

Se sabe que también fueron decisivos en Colombia para que ganara el “No” en el plebiscito por la paz.

En Chile, ayudaron a que Sebastián Piñera llegara a la Presidencia; en Brasil, tienen una bancada parlamentaria que apoyó el juicio político contra Dilma Rousseff; y por último, fueron cruciales en la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

Javier Calderón, investigador del Centro Latinoamericano de Geopolítica (Celag), ha declarado que generalmente los partidos evangélicos llenan el espacio político de sectores de la población descontentos con el gobierno o que no encontraban quién los representara. “El problema es que utilizan los escritos de la Biblia casi como principios constitucionales. Son muy reactivos a la agenda de derechos sexuales y reproductivos, a los derechos de la diversidad sexual y a los temas de género”.

El 19 de diciembre pasado, apenas en su quinto día de precampaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador solicitó su registro como precandidato ante el Partido Encuentro Social (PES) al que defendió rechazando que sea un partido de ultraderecha, y con lo que se formalizó la coalición Juntos Haremos Historia, conformada por Morena, el Partido del Trabajo y el mencionado PES.

La realidad es que muchos se preguntaron ¿Por qué el PES se aliaba con Morena? Lo que sucedió es que este partido intentó negociar con el PRI para que pudieran ir en alianza, pero para ir con el tricolor, con quien ya tenían una alianza tácita, pedían demasiadas posiciones en la Cámara de Diputados y de Senadores, además de otras candidaturas para gobernador importantes, y el PRI no cedió.

Pero tener un partido que trabaja con la fe es de beneficio en las campañas políticas, aunque estos partidos tienen agendas profundamente conservadoras. Sus posturas son antihomosexuales, están en contra del matrimonio igualitario y están en contra de la interrupción del embarazo.

Hay que recordar que previo a las elecciones intermedias de 2016, cuando el Presidente Enrique Peña Nieto anunció una iniciativa para elevar a rango constitucional el matrimonio igualitario, los grupos evangélicos dijeron haber unificado a cerca de mil agrupaciones cristianas para marchar en contra de la propuesta del Ejecutivo.

Estos movimientos han modificado la postura que estos grupos tenían respecto a su rol en el ámbito de la esfera pública y política. Hasta la década de los ochenta, discutían si era conveniente formar un partido político propio. Los pentecostales, hasta hace muy poco, se suponía que estaban alejados de la política partidaria por considerar que el poder era sucio y contaminaba los principios evangélicos.

Desde 2006 el fundador y dirigente del PES, Hugo Eric Flores, articuló a diferentes iglesias evangélicas para apoyar la candidatura de Felipe Calderón.

Flores Cervantes creó en 2014 formalmente al PES, el cual ya tenía antecedentes desde 2005 en Baja California. Su base más sólida está formada por evangélicos, un programa cristiano conservador y una política pragmática, debido a que ha hecho alianzas tanto con el PAN como con el PRI antes de su reciente vinculación con Morena.

En junio de 2017, el PES apoyó al candidato del PRI en el Estado de México, Alfredo del Mazo.

Me parece válido que la gente tenga esperanza y que crea que la voluntad de Dios es que a su pueblo le vaya bien. Pero la realidad es que para tener bienestar económico, seguridad, servicios de salud, educación y paz social no basta con sólo tener pensamientos mágicos de que todo se va a resolver.

Y hacerle creer a la gente que teniendo fe tendrán resuelta la vida, es un tema muy peligroso.

Genera inconformidad

En mayo de 2016, luego de que el Presidente Enrique Peña propuso legalizar a nivel nacional el matrimonio entre personas del mismo sexo, los entonces candidatos al gobierno de Quintana Roo por los partidos Encuentro Social (PES) y del Trabajo (PT), Rogelio Márquez y Alejandro Alvarado, respectivamente, firmaron una carta para pedir al mandatario que retirara su iniciativa.

Luego de signar el pacto impulsado por el Frente Nacional por la Familia, sostuvieron que la unión entre personas del mismo sexo no es natural y puede ser producto de una “deformación física o mental”.

En noviembre del mismo año la diputada federal del PES Norma Edith Martínez, quien presentó en la Cámara de Diputados la “Iniciativa Ciudadana por la Vida y la Familia”, impulsada por el Frente, y con el cual buscaba la “protección de la vida desde la fecundación” y que se definiera en la ley la “esencia heterosexual” del matrimonio, comparó las bodas gay con casarse con delfines o laptops.

Fue por esa razón que la escritora Elena Poniatowska, simpatizante de Morena, protestó contra la alianza de este instituto político con el Partido Encuentro Social. Ello, el pasado 14 de diciembre, durante la presentación por Andrés Manuel López Obrador de su gabinete en caso de ganar la Presidencia.

 

En esa ocasión, tras observar y escuchar el discurso de presentación, y con una cartulina que decía “No al PES”, la novelista manifestó su inconformidad por dicha coalición, al considerar que no cumple con el proyecto de nación del precandidato presidencial.