Ser un exiliado es la condición más determinante en mi vida: Rafael Rojas
En una entrevista Muy Personal el historiador, profesor y filósofo cubano Rafael Rojas nos habla de sus primeros años de vida, su familia, y las situaciones que lo influenciaron y lo llevaron a residir en México.
Pregunta: Naces en una época muy convulsa, en un gobierno muy controlador, ¿cómo fueron esos primeros años?
RR: Yo nací en Santa Clara, en la zona central de Cuba, en 1965. Mis padres eran de allí, descendientes de inmigrantes españoles. Residíamos en La Habana, pero mi mamá quiso dar a luz a Santa Clara porque estaba toda la familia. Mi padre era médico en uno de los principales hospitales de La Habana. Fue profesor y director de la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana, luego vicerrector y finalmente rector de la Universidad por más de 12 años, además de viceministro de Educación Superior y asesor del ministro de Educación.
- El Dato: Entre las obras de Rafael Rojas, destacan Cuba Mexicana, Tumbas sin sosiego y Las repúblicas de aire.
Pregunta: Llegas a México en 1991.
RR: Entre 1985 y 1990 estudié Filosofía en la Universidad de La Habana, y en el 91 entré en la promoción del Doctorado en Historia y vine acá con una beca para estudiar el doctorado en El Colegio de México. No era muy común, pero se permitía.
Pregunta: Haces tu vida en el extranjero, pero tienes un hermano trabajando en el Ministerio del Interior y otro está en temas políticos en Cuba…
RR: Sí, hay un hermano mío que es viceministro de Cultura, pero hay otro que también salió, él es psiquiatra y vive en Chile. Eso fue muy generalizado en los años 90: cae el Muro de Berlín, se desintegra la URSS y las relaciones de Cuba comienzan a recuperarse con América Latina, con Europa, y decenas de miles los jóvenes se van a estudiar o a trabajar a esos países…
Pregunta: ¿Por qué dices que tú no puedes regresar? ¿Pudiste regresar pocos días cuando fallece tu padre con un permiso especial, pero que no es como que puedas viajar continuamente a Cuba?
RR: Cuando empecé a escribir y a tomar posiciones críticas sobre el gobierno cubano, a muchos, como Eliseo Alberto, nos cambian el pasaporte, perdemos el ordinario y nos dan uno consular, que es el propio de los exiliados. He escrito libros muy críticos, pero no uso un lenguaje de descalificación.
Pregunta: ¿Te visualizas regresando a trabajar en política en Cuba?
RR: No lo creo, y en este momento menos. Ha habido momentos de mayor flexibilidad; el último en el que pude, incluso viajar normalmente, fue entre 2012 y 2016. Desde ahí es una reacción contra la flexibilización que produjeron las reformas de Raúl Castro y el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos. Tiene que ver con el duelo por la muerte de Fidel Castro y con el viaje de Barack Obama a la isla, que desestabilizó mucho los pilares simbólicos de ese régimen. Es un reflejo de la desorientación del gobierno cubano en el contexto de la postguerra fría. Lo peor de todo es que en ese vaivén se refuerzan los controles, la represión y la descalificación del reformismo dentro y fuera, y eso nos toca a muchos de los exiliados, los que escribimos o publicamos sobre temas que toquen el tema de la ausencia de libertades en Cuba o de la violación de derechos humanos.
Pregunta: Teniendo un hermano en el Ministerio del Interior, que es como la Secretaría de Gobernación aquí en México, ¿alguna vez te ha hablado y te ha dicho: ‘Rafa, por favor deja de escribir esto’?
RR: Bueno, ese no trabaja realmente ahí. El que sí tiene una posición muy importante es el viceministro de Cultura, y no, no tenemos ese tipo de comunicación. Yo podría tenerla, pero a él no creo que se le permita un tipo de relación a ese nivel. Tenemos una relación afectiva muy neutral. El régimen es muy rígido en las reglas que le impone a sus colaboradores.
Pregunta: ¿Hace cuánto no ves a tus hermanos?
RR: A mis hermanos los he visto, a toda mi familia, fuera de Cuba. Mi mamá es hija de españoles, es asturiana, entonces vivió mucho tiempo en Asturias y nos veíamos en España. Mi papá también vivió en Asturias con ella, luego regresaron a Cuba cuando mi papá se enfermó, él quiso morir ahí…
Pregunta: El tema de salud, que dicen que es muy bueno. ¿Sigue siendo así?
RR: No. Todos los programas sociales del gobierno cubano se han resentido mucho en los últimos años, en parte por la falta de insumos, pero también por la acumulación de mucha ineficiencia y de apertura política interna y externa. Eso ha afectado también la capacidad del gobierno de ofrecer una educación y una salud de calidad.
Pregunta: Decía nuestro amigo Rubén Cortés en su último libro, Los nómadas de la noche, que Cuba te daba una carrera y una situación estable para sobrevivir, pero no una carrera que tú escogías…
RR: Sí y no. Una buena parte de las carreras estaba incentivada por el propio gobierno, de acuerdo con la demanda. Filosofía no tanto: durante mucho tiempo las ciencias sociales estuvieron muy controladas por la ideología oficial de corte soviético. A finales de los 80 va cambiando, y eso coincide con la Perestroika, y las ciencias sociales se vuelven peligrosas.
Pregunta: Empiezas a estudiar Filosofía y a confrontarte con la vida al exterior y lo que estás viviendo y te empiezas a cuestionar muchísimas cosas, ¿cómo se da esa transición?, ¿qué pasa por tu mente?
RR: Ese momento yo lo recuerdo como de los más intensos y vivos que he tenido. En mi experiencia son muy importantes esos años de formación, están marcados por el cambio, las reformas en la URSS y la apertura. Todo eso llegaba de primera mano a la Facultad de Filosofía y los estudiantes pensábamos que naturalmente en Cuba tenía que suceder lo mismo que en Checoslovaquia, en Hungría, en Polonia, nos veíamos como un país socialista que tenía que vivir su propia Perestroika. Hubo una pequeña insinuación, pero rápidamente Fidel Castro dejó muy en claro que en Cuba no iba a haber Perestroika…
Pregunta: Pero tú, Rafael Rojas, te empiezas a cuestionar muchas cosas…
RR: Exacto: todos en mi generación comenzamos a escribir en las publicaciones culturales, intelectuales de La Habana, y a chocar con la burocracia. Cuando me fui de Cuba yo pertenecía a un grupo intelectual que forma parte de la diáspora de los 90, que estaba en un proceso de tensión y confrontación de ideas con la burocracia.
Pregunta: ¿En algún momento te sentiste perseguido por tu manera de pensar?
RR: A un nivel de persecución policiaca como la de los opositores, no, pero sí tuve encuentros con agentes que iban a verme a la Facultad, a mi casa, y que me advertían de ciertas reuniones que tendríamos, me llamaban la atención de algo que estábamos pensando hacer, y eso intimidaba muy fuertemente. Una vez, en uno de los últimos de los viajes que hice me detuvieron en el aeropuerto, me llevaron a una habitación y me interrogaron sobre qué hice en Cuba, te hacen ver que te vigilan, que saben lo que has hecho, con quiénes te has reunido y te amenazan, te intimidan…
Pregunta: ¿La inteligencia cubana sigue siendo tan aguda, tan exacta?
RR: Yo creo que lo sigue siendo, aunque tal vez más concentrada en sectores que definen como peligrosos o amenazantes para el régimen.
Pregunta: ¿Tu pareja es cubana?, ¿dónde la conociste?, ¿te acompaña cuando vas a dar tus clases en Princeton, en Columbia?, ¿y tus hijos?
RR: Nos conocíamos en Cuba, somos de la misma generación, crecimos y vivimos en La Habana. Luego de muchos años aquí nos reencontramos, fue muy fácil reconocer cosas comunes. Cuando sus hijos eran más pequeños, viajaban con nosotros, ahora ya no. Yo tengo un hijo que vive en Barcelona, que vivió conmigo aquí en México. Luego nos separamos su mamá y yo y él se fue con la mamá a vivir a Barcelona.
BB: Es muy difícil llegar, siendo extranjero, a dar clases a estas universidades, es la verdad orgullo que lo puedas hacer.
RR: Sí y sí es difícil, aunque cuando llevas un tiempo de experiencia en los mismos temas, sobre todo en una capital tan fuerte para la cultura y las ciencias sociales como la Ciudad de México, es muy fácil a la vez desembocar por alguna vía en alguna de esas grandes universidades de EU.
BB: Das clases, tienes muchísimos libros publicados, haces ensayos, tienes tu columna, podrías escribir más, ¿eh?…
RR: Sí, bueno, tengo una columna cada mes y medio en El País, específicamente sobre temas cubanos, y en otras publicaciones hago reseñas de libros o comentarios literarios, históricos o filosóficos.
Pregunta: El día más feliz de tu vida y el más triste.
RR: En las últimas décadas, sin duda, un día especialmente feliz fue el nacimiento de mi hijo Pablo. El más triste: la muerte de mi papá, tan cercan y tan importante en mi formación y en mi vida.
Pregunta: complétame esta frase, Rafael Rojas es…
RR: Soy un exiliado, yo diría lo primero, es mi condición más determinante y luego, un buen amigo.