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La resurrección del tapado

La última vez que hubo un verdadero destape, en 1987, hace 30 años, yo apenas estaba iniciando la secundaria. Como todo el mundo, pero más en mi casa, donde coexistían política y carreras profesionales, saber el nombre del tapado era casi un deporte nacional y para muchos la garantía, o no, de su futuro.

Pero era un deporte que entonces, para una preadolescente, no significaba nada. Me tocó vivir más de cerca, seis años después, el de Luis Donaldo Colosio, o ya en marzo del 94, asesinado Colosio, el de Ernesto Zedillo, aunque entonces estudiaba fuera de México, así que tampoco fueron ésas, unas de mis vivencias importantes.

Nunca más hubo destapes. En el 2000, con aquello de la sana distancia, el presidente Zedillo (que tuvo nada menos que siete presidentes del PRI en seis años de gobierno) terminó impulsando una competencia interna abierta entre Francisco Labastida y Roberto Madrazo, que fue un desastre para el priismo. En realidad, lo que sucedió es que el PRI había cambiado en su XVII Asamblea, en plena confrontación con Zedillo, los requisitos para sacar candidato y los hombres más cercanos al presidente en aquellos años (Guillermo Ortiz, José Ángel Gurría, Luis Téllez y Liébano Saenz) quedaron incapacitados para ser candidatos. Labastida recibió un apoyo digamos que pobre, y en la lucha interna Madrazo fue feroz contra el exsecretario de Gobernación.

El proceso interno, con una presidencia que no soltó recursos para su partido, dejó al PRI endeudado, dividido y Madrazo le dio a ese gran candidato que era Vicente Fox, toda la línea argumental que necesitaba para derrotar a Labastida.

En 2006, el primer año en que se designó a un candidato del PRI sin que hubiera presidente priista, nuevamente Madrazo se empeñó en ser candidato. En algo muy parecido a lo que estamos viendo hoy en el PAN, muchos priistas no querían que Madrazo se autodesignara candidato saliendo de la presidencia del partido, nunca había ocurrido. Se formó entonces aquel grupo que llamaron el Tucom (Todos Unidos contra Madrazo), que incluso realizó un proceso interno para designar precandidato. Sorpresivamente, cuando todos creían que se impondría Enrique Jackson (que tenía entonces un alto índice de popularidad), el que ganó fue el gobernador del estado de México, Arturo Montiel. Una serie de periodicazos filtrados desde el equipo de Madrazo, sacaron a Montiel de la contienda. Madrazo se impuso, desde la presidencia del partido, como candidato y el PRI quedó en un tercer lugar, muy lejos de Felipe Calderón y de López Obrador.

En 2011, para la elección del 2012, no hubo sorpresa alguna. Peña Nieto había construido su candidatura desde tiempo atrás y tenía respaldos muy sólidos. El único que intentó competir por esa posición fue Manlio Fabio Beltrones, que había sido un muy poderoso líder del Senado durante todo el gobierno de Calderón. Pero Manlio muy pronto comprendió el empuje que tenía la candidatura de Peña y se retiró de la contienda.

En este 2017, Peña Nieto ha logrado algo que parecía imposible. Resucitar al tapado y el interés popular por la designación del candidato priista. Toda la liturgia, como diría el propio presidente, se ha seguido paso a paso sin equívocos (salvo quizás el temblor que ocasionaron las declaraciones de Videgaray y del presidente, el miércoles y jueves pasado) y esta semana sabremos quién era el tapado del PRI.

Hay diferencias: en esta ocasión el que resulte destapado tendrá que hacer un enorme esfuerzo para ganar. El PRI no inicia primero en las encuestas. Y hay actores poderosos que no necesariamente tienen que jugar con el PRI y con su candidato. Sin embargo, como ocurría con mi familia y la de mis amigos hace 30 años, el tapado se ha convertido nuevamente en el tema preferido de conversación y especulación en todas las mesas prenavideñas. Es un regreso al siglo XX en pleno siglo XXI.

Están “despistados”: EPN

El pasado viernes el Presidente Enrique Peña dijo que están “despistados” quienes consideran que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) elegirá a su candidato a Los Pinos a partir de elogios y aplausos.

Lo anterior luego de que el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, elogió al titular de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, al que calificó como uno de los mexicanos “más talentosos, más preparados, con una trayectoria impecable y que ha sido protagonista de las transformaciones y de los éxitos de la política pública en México en las últimas décadas”.

El Presidente Enrique Peña, durante una gira por Baja California Sur, donde encabezó la celebración del Día de la Armada, dijo: “Creo que andan bien despistados todos, porque creo que en el PRI no habrá que elegir a su candidato, seguro estoy, a partir de elogios o aplausos. Creo que son muchos los servidores públicos y cuadros que han sido mencionados que tienen trayectoria, que tienen reconocimiento, que tienen méritos y creo que de entre ellos el PRI, como lo ha hecho siempre, habrá de seleccionar a quien tenga las mejores condiciones”.

El Ejecutivo federal dijo que los partidos políticos definirán a sus candidatos, de acuerdo con los tiempos que ya definió el Instituto Nacional Electoral.