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Reconstrucción y candidato

Ayer, el Presidente Peña se reunió con un grupo de periodistas en la residencia oficial de Los Pinos para hablar de las tareas de reconstrucción, luego de los sismos y huracanes de septiembre, pero también, gracias a la agenda abierta del encuentro, de muchos otros temas de la agenda nacional, desde la designación del candidato priista hasta el futuro del TLC, pasando por el destino del próximo fiscal general. Allí estuvimos. Respecto a la reconstrucción, lo central fue comprobar la enorme magnitud del daño registrado, de lo avanzado en apenas un mes y de las tareas por hacer en un lapso corto. En los hechos, destacó el Presidente, se deberá construir prácticamente una ciudad de un millón de habitantes en unos pocos meses, para recuperar las 180 mil viviendas perdidas total o parcialmente por los sismos.

 

El daño en Oaxaca y Chiapas es, insistió una y otra vez Peña Nieto, enorme: poco más de 63 mil viviendas perdidas en Oaxaca, más de 59 mil 300 en Chiapas, en ciudades y poblados donde la gente sigue durmiendo frente a sus viviendas a la espera de la reconstrucción, y en donde no se ha podido recuperar la actividad económica colapsada por los sismos, como en Juchitán.
Se le preguntó al Presidente Peña si esas labores de reconstrucción no podrían ser obstruidas por los tiempos políticos y sostuvo que no, que la información sobre lo que se estaba haciendo y cómo se hacía, era transparente y que de la misma forma que los tiempos políticos no se detuvieron ante la tragedia, tampoco los tiempos de la reconstrucción podían detenerse ante las exigencias y necesidades de la gente.
El escenario estaba puesto para abordar entonces el juego sucesorio. Ahí estaban, como en una pasarela, los cuatro aspirantes de los que había hablado Emilio Gamboa: José Antonio Meade, Aurelio Nuño, Miguel Ángel Osorio y José Narro. Ellos, junto al general Cienfuegos y el almirante Soberón, la secretaria de la Sedatu, Rosario Robles, y la de Cultura, María Cristina García Cepeda, fueron calificados una y otra vez por el Presidente Peña como “su equipo”.
Pero la atención estaba puesta en los cuatro y, una y otra vez, de diferentes maneras, se le preguntó al Presidente sobre la designación del candidato priista.
No se apartó del guion, pero señaló algo central: el PRI respetaría en el proceso de selección, la liturgia del propio partido, sus formas y tiempos que son, señaló, también los que le dan identidad y orden en el mismo. Un proceso que, hay que decirlo, el propio mandatario de alguna forma parece disfrutar plenamente. También hay que reconocer que los cuatro respondieron plenamente a lo que se dijo: se movieron para la foto (¿y qué mejor forma de moverse que participar plenamente en las tareas de reconstrucción, adicionales a las de sus propias carteras?), pero respetando escrupulosamente la forma y el fondo. O sea, respetando la liturgia que reivindicaba el Presidente.
Eso sí, en un círculo más pequeño, terminada ya la reunión, e interrogado una vez más sobre si entre esos cuatro estaría su candidato, el propio Peña terminó de confirmar lo evidente: allí estaba.
Tuvo tiempo, además, para hablar del TLC. Se mostró más optimista que muchos analistas que en la mañana veían muy complejo, casi muerto, el proceso de renegociación. Unas horas después, cuando concluía la cuarta ronda en Washington, ese mismo espíritu de muy moderado optimismo estuvo presente en los comunicados oficiales de los tres países. Pero Peña insistió en algo que ya había señalado el Gobierno federal: debe haber beneficios en la renegociación para las tres partes, porque si no habrá perjuicios para las tres.
Hubo mucho más, entre ello, la decepción de que no se avance en la agenda legislativa, incluyendo el tema de la designación del Fiscal General de la República. Por lo pronto, como dijo el propio Presidente Peña, los tiempos políticos no se detienen y ayer tampoco lo hicieron: la sombra de la sucesión revoloteó durante las tres horas del encuentro del Presidente con los y las periodistas convocados.

Recuento de daños y ajustes

EL PRESIDENTE Enrique Peña (primera foto) planteó ayer la necesidad
de modificar el Presupuesto de 2018 para hacer frente a la
emergencia que dejaron los sismos del 7 y 19 de septiembre en 400
municipios de 12 entidades de la República, entre ellas: Oaxaca,
Chiapas, Morelos, Puebla, Edomex y la Ciudad de México.

El mandatario afirmó en una reunión con periodistas que el reto
mayor es construir 180 mil viviendas en los estados afectados, lo que
es hablar de una ciudad de 1 millón de habitantes.
Estimó que el costo de reconstrucción ascenderá a 48 mil millones
de pesos .

Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, el priista Jorge Carlos Ramírez Marín, dijo que los eventuales cambios a la iniciativa de la Ley de Ingresos de la Federación 2018, por el tema de la reconstrucción tras los recientes sismos, no deben afectar la
proyección planteada por la Secretaría de Hacienda.

Se tiene previsto que mañana en la Cámara baja se aborde la iniciativa de Ley de Ingresos para el próximo año. Ayer, Ramírez Marín informó que se recibieron misivas de condolencias y mensajes de solidaridad de los parlamentos de Guatemala,

El Salvador, Macedonia, Costa Rica, Túnez, Hungría, Egipto, República de Corea, Japón, Eslovenia y Líbano, por los terremotos de septiembre.

 

Ante ello, el legislador expresó a esos Congresos “nuestro afecto por su solidaridad”.