Dreamers, el sueño se acabó
En medio de la crisis legislativa que vive nuestro país, hemos perdido de vista algunos temas importantísimos y con enormes repercusiones. Uno de ellos es la cancelación del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) implementado por el expresidente Barack Obama que impedía la deportación de Estados Unidos de jóvenes que hubieran llegado sin papeles de niños con sus padres, y que hubieran vivido toda la vida en la Unión Americana. La cancelación del DACA es una medida inhumana, como la calificó Obama, que afectará a unos 800 mil jóvenes, que en realidad son estadounidenses. Muchos de ellos no hablan ni siquiera español.
Pero además son una fuerza laboral importante que beneficia la economía de Estados Unidos, y que forma parte de los trabajadores que casi no requieren servicios de salud o de pensiones por la edad y están ayudando a sostener ese equilibrio.
Según un estudio elaborado por la organización empresarial FWD.us, el impacto económico será de 460 mil millones de dólares en el PIB estadounidense en la próxima década.
El documento elaborado por FWD.us agrega que si se cumple la meta de Trump de despedir a los dreamers en dos años, durante la primera semana habría más de 6 mil jóvenes indocumentados sin empleo, que irían en aumento hasta llegar a 11 mil semanales, o uno cada 13 segundos, en el tercer trimestre de 2018.
Si esto sucediera, agrega la investigación, en los próximos dos años habría unos mil 400 despidos diarios por la pérdida de protección social de los soñadores.
La bancada demócrata en el Congreso de EU exhortó ayer a la mayoría republicana a votar este mes un proyecto de ley que proteja permanentemente de la deportación a casi 800 mil dreamers que quedarían vulnerables por el fin del programa DACA
A pesar de que serán los jóvenes mexicanos la mayor cifra de afectados, también hay una considerable cifra de otros países: El Salvador ocupa la posición dos en el número de beneficiarios aprobados, con 30 mil 262, seguidos de Guatemala con 19 mil 466; Honduras con 18 mil 261, Perú con nueve mil 066, Corea del Sur con siete mil 250, Brasil con siete mil 542, Ecuador con seis mil 696 y Colombia con seis mil 591.
La mayoría de los beneficiarios residen en cinco estados, California con 202 mil 200, Texas con 110 mil 050, Nueva York con 53 mil 983, Florida con 41 mil 526 e Illinois con 37 mil 30 dreamers.
El DACA fue iniciado por el presidente Barack Obama en junio de 2012 y para calificar se requería haber llegado indocumentado a Estados Unidos antes de haber cumplido 16 años, haber vivido de manera continua en el país desde el 15 de junio de 2007 y haber tenido menos de 31 años para el 15 de junio de 2012.
Los beneficiarios debieron también haber estado físicamente en el país antes del 12 de junio de 2012, así como al momento de hacer la petición al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), estar en la escuela y no haber sido convictos por un delito grave o tres delitos menores.
El costo de la solicitud de DACA era de 495 dólares por persona y los permisos para salir por motivos familiares, médicos, educativos o laborales (pero no por vacaciones) tenían un costo de 575 dólares.
Los beneficiarios que calificaban para obtener permisos válidos de trabajo podían renovar el estatus cada dos años.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que los beneficiarios del DACA de 2012 podrían tramitar una extensión de dos años a partir de su expiración.
Este programa sólo beneficiaba a los jóvenes, que han vivido toda su vida en Estados Unidos.La gran mayoría de estos dreamers son exitosos, tienen estudios y forman parte de la sociedad estadounidense. Hoy, muchos de ellos están por perder su sueño, no se sienten mexicanos, pero tampoco son estadounidenses.
Aseguran que eliminar el programa podría, incluso, costar empleos a largo plazo. Ayer, 15 estados de la Unión Americana interpusieron una demanda para bloquear el plan de Trump
Es inhumano deportarlos y para Estados Unidos será una gran pérdida. Mañana les voy a presentar una entrevista con el doctor Quiñones, quien cruzó la frontera hacia Estados Unidos de adolescente para trabajar en el campo, y hoy es uno de los principales neurocirujanos de ese país.
Muchísimas vidas con historias como la del doctor Quiñones, con la cancelación del DACA, se truncarán.