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agosto 2016

Un joven Óscar Arias acariciaba el sueño de ser presidente de su país natal, Costa Rica; por eso leía las biografías de grandes estadistas para aprender de ellos. Napoleón, Abraham Lincoln y Thomas Jefferson, fueron sus maestros, confiesa en esta entrevista. En 1986 fue electo presidente y su gestión cambió el rumbo de Centroamérica: convocó a sus homológos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua para lograr la pacificación de la región, golpeada por las guerrillas de ese entonces. Esfuerzos que en 1987 fueron reconocidos al otorgarle el Premio Nobel de la Paz. Él mismo se considera un hombre de paz y por ello cree que no es "ejemplo de valentía sino de cobardía, comenzar a disparar sin antes intentar una negociación para terminar con los conflictos militares en el mundo de hoy".